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Os cuento, dicen que en la guerra escaseaba de todo, pues cuenta que una vecina tenia preparadas las puntillas para cuando se muriera su marido, pues estaba enfermo y la mujer era muy prevenida.
Pues murio antes el aguelo, pobre hombre, murio joven. En tres meses murieron los dos hermanos, en dos meses o tres meses de diferencia.
Pues como he dicho, era la guerra y todo escaseaba. Que asco de guerras, mejor que solo pensemos en la paz, en el progreso y en la fraternidad.
Pues bien, la aguela le pidio a la vecina las tachuelas para la caja del aguelo, que entonces se hacian los ataudes en Lapeza. Pues no se que paso, que si eran pocas tachuelas o lo que fuera, el caso es que fue de pena: en el momento de sacarlo de la casa en el ataud, se desfarato la caja y el cadaver del abuelo rodo por la calle.
Fue una cosa muy triste para todos, pues dice la aguela que fue una cosa que nunca olvido. Fue de pena, tuvieron que liarlo en mantas y con sogas liar la caja para llevarla al cementerio, pues vivian en Azaraque.
Yo solo de contarlo siento escalosfrios, que triste es no tener ni clavos para el ataud de un ser querido, pues hoy gracias a Dios tenemos todas las necesidades cubiertas, incluso los clavos con los seguros de la funeraria.
Perdonad, por contar esto tan desagradable, pero es para que sepais que jamas vuelvan esos tiempos de miseria.
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