Otra vez venia de Malaga en tren con mis niños, pues a mi niña se le pego un chicle en el pelo. No veais que mal rato me hizo de pasar la niña. Pues el tren andando con ella en brazos tirandose tirones del pelo, queria arrancarselo como fuera. Yo mucho que le decia: “estate quieta” y ella cabezota tiron viene, tiron va. Pues gracias a Dios un señor que tambien iba en el tren cogio un cortauñas, el tren andado, la niña llorando y el hombre cortandole el chicle pelo a pelo.
A la niña el pelo se le quedo sin tufo ni flequillo. Eran unos chicles que se pegaban mucho
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