Y a veces, como te descuidaras el cántaro, no se que pasaba que quedaba mocho, pero contento porque si se rompia no veas que faena, para comprar otro. Era de pena tanta miseria, así que ahora tenemos agua en todas las casa gracias a Diós.
Esto ya queda en el olvido, pues en Granada tambien iba un hombre vendiendo agua de la fuente el avellano y cuando en La Peza estaban trabajando en el campo, havía una cuadrilla de personas y havía un aguador para todos. Este estaba casi todo el día en la fuente y repartiendo jarro de agua la verdad que éramos muy felices y cuando por la noche se despertaba, te empinabas el cántaro y la verdad que jamás nos pusimos malos, es decir el agua es la vida, así que hay que cuídarla y mirar por ella.
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