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Contaba la agüela que en la guerra, la verdad que era de pena, la gente se hacia amo de lo que no era suyo.
Pues bien dice que había una familia que no tenia que comer y decían pues vamos a por esta casa que tienen muchos marranos y la verdad que tiene los jamones colgados del techo.
Pues la familia dicen que se enteraron de que se los iban a quitar y dice ¿que hacemos?.
Pues toda la familia pensando en sus jamones, pues dicen que havía una mujer en el pueblo que estaba muy pobre, es decir que no tenia la pobre, ni ratones en la casa, de limpia. Por no haber no había ni ratoneras.
Pues dicen: “pues se los damos a esta mujer y veras como cuando vengan, se quedan con las ganas y a ella no van a pensar que tiene los jamones en su casa”
Pues eso hicieron, pues la mujer mas contenta que unas pascuas, con las guitarras colgadas de su techo.
Pues dicen que cuando ya vieron que se termino la cosa fueron a por los jamones y solo que daban los zancarrones y dicen:”¿ donde están los jamones?, que solo quedan los huesos .
Pues esta mujer, ella muy agradecida ¿tu no me los regalaste?.
Por eso me comía todos los días unos bocados hasta que se han terminado, así que solo te digo que están saladillos, pero buenos.
Pues ella paso la guerra sin salir de casa, solo mirando al techo y con el jamón encima la cama.
Lo que yo digo que en La Peza somos muy ingeniosos y no hay un tonto para una melecina.
(No pongo nombres para que nadie pueda ofenderse)
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