Os cuento, cuando se vino mi padre, que Dios tenga en su gloria, a Granada, pues le dicen:" tienes que tener cuidado con los chorizos, pues sabes que hacen, que dejan a la gente en cueros".
Pues el, una de las veces que fue a Lapeza, le dice al primo Pasos, que es muy guena gente y era amigo de mi padre, le dijo:" tu me tienes que hacer un callado".
Pues asi lo hizo. Le hizo dos, pues vaya que si lo protegio el callado, pues un dia fue al banco y un chorizo lo vio y lo esperaba en el portal. Le dijo:”dame lo que has sacado”.
Pues con el callado del primo Pasos, mi padre le dio un garrotazo al chorizo, que todavia le duele.
Bueno, yo guardo aquel callado como si fuera un relicario, en memoria de mi padre y cuando voy al banco me lo llevo debajo del brazo.
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