Contaba la aguela, que antes en Lapeza habia tantas abejas y palomas, que muchos pastores de La Peza siempre almorzaban con miel.
Habia tanta miel en Lapeza, que a un pastor, se le ocurrio de recoger todas las plumas de paloma que se encontro mientras cuidaba sus cabras y pegarlas con la abundante miel de Lapeza, para hacer una alas para volar.
Asi lo hizo. Una mañana de invierno, el pastor se sento en lo alto de La peña de Mula y con la ayuda de su amigo carbonero, se fueron pegando una a una, las plumas de paloma, con la miel de sus almuerzos.
Al medio dia saltaron
Contaba la aguela que subieron tan alto como quisieron, porque como el sol en invierno no calienta, no se derritio la miel.
Contaba la aguela que el pastor y el carbonero llegaron al cielo y que ya no quisieron o no pudieron bajar.
Contaba que al pastor y al carbonero les paso lo mismo, que les paso a muchos peceños, cuando llegaron a Barcelona, a Mallorca, a Asturias, a Alicante, a Alemania, a Brasil, a Francia y a otros sitios, que ya no quisieron o no pudieron volver.
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