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15 de mayo de 2011

aquellos dulces de La Peza


os cuento que cuando yo era chica, la verdad que no había tantos dulces, ni pasteles.
Nada de eso, pues en La Peza había una mujer que tenia una maquina de hacer fideos y esta iba de casa en casa. Es decir en casa del que tenia harina.

Haciamos una masa y lo pasaban como si fueran a molerla y entonces era como salían los fideos y estos con cuidado los ponían colgados de las sillas o los barales del techo para que se secaran, p
ara hacer el guisado de fideos, que hoy lo llamamos cazuela.

Bien pues no se si era la misma maquina u otra, lo que se, es que en Navidad lo mismo, se hacia con una masa para hacer esas galletas de estas, que son muy bastas.
Estaban muy buenas, estas galletas peceñas las ponían en latas y las llevaban al horno y poco mas.
Despues estas galletas salidas del horno, las metían en una cesta tapada con tela para guardarlas y eso eran los dulces.

Bien pues con todo esto estábamos deseando que llegara la navidad, eramos felices con todo, pues yo me acuerdo de ir a casa de la abuela y esta tenia unas botellas de cerezas en aguardiente y cuando nos dolía la barriga con una aguja de hacer punto sacaba la cereza de la botella y parece que se te arreglaba la tripa.
Bien pero lo mejor que se tenia era la matanza. Pues habia, ya mas adelante unas cuantas personas que tenían una maquina de picar la carne y a estas las llamabas y era como el que iba hacer un peón, pues te dencia si tu te llevas la maquina te cobro mas barato y sino mas, pero la verdad que ahora todos sabemos, pero antes nadie sabia ni armarla, así que venia a casa muy limpia con un pañuelo en la cabeza y un delantal.
La verdad que daba gloria verla, entonces se picaba todo lo de las morcillas, la cebolla las mantecas todo y después lo de la chorizos, salchichones. Yo creo que se ganaba un dinerillo, pero mas felices solo de ver cargado la lumbre para que se secara...

Pues cuando los nochebuenos ya para que, lo mas felices del planeta con un trozo de nochebuena y otro de longaniza eramos felices, sin comer perdices pero muy alegres




2 comentarios:

Chelo dijo...

Hola, te dejé un comentario en el primer peso y parece que ha desaparecido.

Qué recuerdos tan bonitos nos traes.

En mi pueblo se iba al horno a hacer galletas y madalenas .
Un beso

Natinat dijo...

Creo que es una muy bonita e interesante historia de recuerdos de lo cotidiano... los dulces de la Peza, en verdad le das mucho sabor a tu relato

Besos de Naty

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