Las generaciones actuales quedarían perplejas si viajando en un utópico
túnel del tiempo , asitiera a una sesión de cine de las que se celebraban en el
popular Salón Regio en los años 20 y 30, cine mudo
primero , cine sonoro después . Los precios justificaban el favor continuo del
publico: 75 céntimos la butaca ; al cabo de mucho tiempo subirian a una peseta
, y los jueves de moda- que también acreditó el Coliseo Olimpia-, una peseta
con cincuenta céntimos .
Pero además el Salón Regio tenía un
primer piso dedicado a lo que se llamaba general. Allí, tras dos primeras filas
de asientos individuales había una serie de bancos de madera corridos , con
entradas aún más económicas .! una perra gorda! Mucho más tarde se subiría a un
real. El Público de aquel piso era inefable; lloraba sin contenerse con las
desdichas de los dramas , se reia escandalosamente con la peripencias de el
gordo y el flaco o se emocionaba con el acoso de los comanches al fuente del 7:
de Caballería, los chiquillos , que formaban números muy considerable de aquel
público del gallinero , eran los que más se entusiasmaban y coreaban los
puñetazos de Ken Maynard, o Buck Jones con un griterío ensordecerdor, pateando
ardorosamente el suelo de madrea . A la salida, con los ojos excitados de
aventuras , recordaban las películas a los amigos que acudían a la siguiente
sesión. Cuando la cinta había sido romántica , los chavales decían
despectivamente , a los que aguardaban; No entres! Es de amores !.
El chato El chato del Salón Regio! Uno de los personajes más populares de
aquella Granada pequeña . El chato, que era un hombre nuy bajito, casi un enano
se ganaba la vida vendiendo vasos de agua y caramelos en el Regio, Y como subía
y bajaba El chato con qué agilidad, cargado con su pesada vasera en la que
había más de una docena de vasos de agua y tan pronto lo llamaban de general
como de patio
Chato ,agua
Y allá que iba El Chato con su vesera y sus vasos a perrilla, mientras la
pelicula seguía su curso
y el maestro Emilio Nadal Peramo, cuando aún el cine era mudo, tocaba al
piano para ilustrar las peripencias dramáticas o cómicas , del argumento.
Perez toca, pedía la gente que apodaba así al notable músico y magninífica
persona. Y el maestro, al piano, hacía la tempestad, el romance apasionado, la
marcha zarzuela , lo que exigiera el caso. (Digamos que el músico-que lo era
excelente terminó como gerente del local y hombre de máxima confianza de la
empresa ,
Cuando la República, el
nombre de Regio,le dio quebraderos de cabeza a Ricardo Martín Flores, a pasar
de que siempre disfrutó de buen ambiente en todo los sectores sociales .Pero
algunos elementos , quemaron las carteleras publicitarias de la sala,
prudentemente , y para acaso evitar males mayores , el Salón Regio pasó a
denominarse Salón Nacional, nuevo nombre que conservó hasta que pudo recuperar
el antiguo.Ya por aquel tiempo la butaca costaba 1,50 pesetas , La General
seguía a un real. Y cuando alguien le decía a Martín Flores .¿ Por qué no sube
usted de precio el gallinero, el avispado empresario decía . No, no tocarme a
mis niños que son los que me dan de comer.
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