Paisanos y seguidores

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28 de agosto de 2008

Morollon, barro y sal en Lapeza



Contaba la abuela que el morollon era una cabeza, decia que lloraba de tanto que sabia. Estaba en la cima de una colina de Lapeza. En una colina de piedra tallada, que parecia una pirámide antigua pero de una sola pieza. En Lapeza nadie creia que aquello lo hicieron los humanos.

Contaba la abuela que cuando la gente se acercaban al monte morollon, perdian la cabeza y se transformaban. Dejaban de pensar como idiotas y fundia su pensamiento en un pensamiento mayor y compartido por miles de almas.
A los pies del monte desaparecian ejercitos enteros cuando extraviados se dirigían a campos de batalla, desaparecian pastores que llegaban alli buscando cabras perdidas, desaparecian los caballeros de la orden de Calatrava, piratas turcos, milicianos alicantinos y etc... Todo y todos se quedaban en aquel monte, aunque llegaran con los pies llenos de barro y sal. Decian que esa cabeza era el centro del universo, que era la cabeza de Dios, que era el progreso y la fraternidad entre los hombres.

De vez en cuando alguien salia del monte morollon, llevando una vela encendida, para alumbrar algun rincón oscuro del mundo. Cuando salian del monte, no les importaba que ahora tuvieran cuatrocientos o mil años mas y que sus lenguas ya no se hablaran en la tierra. Ellos salian con su vela e iluminaban todo lo que puede iluminar una vela de cera de abeja en una noche sin luna, iluminaban hasta que la luz se extinguia y volvian las tinieblas del alma. Porque tristemente donde no hay luz hay tiniebras.

Contaba la aguela que alli en el morollom, estaba la puerta del pulgatorio, pero lo decia de reojo, como con miedo de que se le escapara la verdad, creo que decia eso para que no la riñera su primo cura. Alli en el morollon habia algo que la aguela no se atrevia a contarnos nunca, porque no queria despertar nuestra curiosidad, pero tampoco queria que fueramos tontos felices por ignorancia, queria evitar que nos acercaramos demasiado pronto al morollon, pero tambien queria que supieramos que alli habia algo y que podia ser bueno si sabiamos esperar para buscarlo en el momento oportuno.

La aguela un dia se marcho al morollon, estuvo alli mucho tiempo y cuando regreso, no conocia el signigicado de muchas palabras, pero siempre tenia un sonriza en sus labios y una alegria que le duro toda su vida.
La aguela murio sin contar nada mas y sin que nadie le preguntaran. Yo sabia que no era la abuela, .. pero no dije nada y sentada en su regazo en la mercedora que tienen los viejos viejos en Lapeza, escuchaba sus historias.

La aguela cada noche encendia la vela que guardaba en la faltriquera y la dejaba encendida sobre la repisa, en el basal de la chimenea, incluso cuando ella se iba a dormir, la vela seguia alli, como para que iluminara el mundo desde aquella ventana de Lapeza.
Cada mañana la aguela recogia su vela, la apagaba y la volvia a guardar en su faltriquera.

Un dia se apago la vela en la chimenea y la abuela se quedo dormida en la mercedora y ya no desperto.

...Ahora que mis hijos son mayores, ire a encender el trozo de la vela que dejo la aguela en el monte morollon, pero si me quedo alli, sirva esta carta de despedida...

...He llegado al monte morollon, pero ya no hay monte, algo ha pasado aquí, porque ahora hay una fuente, la fuente del morollon...

Esto lo encontre anotado en los margenes de la biblia que tenia mi aguela, el dia que quemamos sus cosas.Yo me quede con la biblia, mientras nos repartiamos las pocas y extrañas joyas que tenia la muerta.

Mas adelante, en el margen de otra pagina ponia:
...Y volvi a nacer sin nacer y murio mi madre sin morir y mi padre me llevo lejos del Morollon, me dejo a salvo en un santuario de Lapeza y después se volvio. Cogio el mulo en brazos, con los serones llenos de barro y sal y cruzo el rio. No volvi a ver a mi padre hasta aquel dia que...

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