Es sabido que
las compañías de teatro trashumantes que se formaron en España , y
que subsistieron durante algunos siglos por lo común
representaban en corrales más o menos espaciosos .Pero
ha sido propio de los comediantes de cualquier tiempo gozar de
una amplia libertad de costumbres , y esto chocaba muchas
veces con las prácticas , más
severas del resto de la gente . y así, al prohíbirseles trabajar en
aquellos locales de vecindad, por el escándalo que a ellos
solían llevar, los cómicos empezaron a adquirir o arrendar patios
con galerías para el público y un tablado sobre el que
representaban sus farsas y tragedias .A los cuatro bancos en cuadro,
con unas tablas endebles encima y, por todo decorado,
una manta vieja, tirada de una a otra parte por dos cordeles
, sucedieron los primeros bastidores propiamente dichos En
1574, en .Madrid , se dio otro paso considerable en la mejora de estos
primitivos teatros : el actor italiano Nicolo Ganassa, que había
alquilado el ya célebre Corral de la Pacheca, mandaba cubrir con un
tejado el escenario, poniendo en el resto un toldo para resguardar
de sol o del frío a los espertadores , pues entonces las
funciones se daban a las dos de la tarde , en invierno y a las
tres en verano .De esta forma, cuando , muchos tiempo más
tarde , se inaguraba en Londres el teatro Fortune, con un techo que causó
general admiración, la novedad, era vieja en España.
En Granada , al referirse al teatro, hay que evocar con nostalgia
el desaparecido Teatros Cervantes , el de más dilatada vida ,
el más querido, el más popular. El 22 de enero de 1966, noche que cerró
sus puertas para siempre el viejo coliseo, ya había
cumplido siglo y medio de existencia. Inagurado el 15 de noviembre de 1810 con
el nombre de Teatro Napoleón- puesto que los Franceses
ocupaban la ciudad y ellos , habían rematado la ya adelantada
construción-, luego cambiaría su nombre por el Teatro Principal,
llamándose al fin , definitivamente , Teatro Cervantes . El fue , en realidad,
todo nuestro teatro, Por su significación y por lo que representaba. Cualquier
indagatoria que se hiciera acerca de la escena granadina
desde comienzos del siglo pasado hasta el fatídico
1966, acababa con una cita ,una fecha o una efemérides del
entrañable local de la Plaza de Mariana Pineda, No es posible citar aquí
los hechos más memorables que entre sus muros
sucedieron. Baste decir que por la vieja sala ,
que habías sufrido diversas reformas a lo largo del
tiempo, desfilaron las primeras figuras de todos los géneros de la
escena. El público del Teatro Cervantes tenía fama de entendido, de
exigente ,De ahí que cada actor supiera que no podía tener el
más pequeño e insignificante descuido, y que para triunfar
estaba obligado avigiolar los matices más delicados , más finos .En
aquella Granada donde , de las mismas manera que se frecuntaban
los cafés y las tertulias , se iba al teatro, en el Cervantes la
gente se citaba como en casa ,El 22 de enero de 1966,
ya casi a las tres de la madugada , el telón caía
por ultima vez en el Teatro Cervantes .La Banda de
Música tocó la Marcha Real, mientras la cortina bajaba con penosa
lentitud, En el escenario, con los actores granadinos que
acababan de intervenir en la función de despedida , estaba también todo
el personal del viejo coliseo: acomodadores , taquilleras , limpiadoras ,
tramoyistas ,Nadie se movió- me dijo un espectador del momento-, y
durante un buen rato nos quedamos, desconcentrados en nuestro
sitios
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