Poco barrios granadinos de triste , larga y
vergonzosa agonía como el de San Lázaro ,
irremisiblemente sentenciado casi desde que, a mediados
del siglo pasado , la flamante novedad del ferrocarril hizo sentir la
necesidad de una entrada decorosa a la ciudad por aquella zona´
La fotografía que aquí reproducimos , en la que el mal
cuido dejó sentir sus efectos, merece la pena
porque nos permite conocer , tal como llegó
hasta cuya tiempos , relativamente recientes , el viejo
barrio cuya fundación se remontaba a los Reyes Católicos ,
quienes eligieron aquella llanura no muy
extensa situada a extramuros en la parte
Norte de la ciudad , para acoger a los moros
menos dispuestos a someterse a los cristianos y a las
tropas encargadas de vigilarlos .
Decía Lafuente Alcántara , que en aquel primitivo San
Lázaro , la autoridad militar era la única que se reconocía ,
con inhibición de la civil, la cual no podía entrar en
aquella jurisdicción sin desprendese de las varas , emblema de
su poderío ,
Henríquez de Jorquera , en sus Anales cita varias veces
este arrabal, el mayor de los de Granada en sitio de lo más llano ,
sus vecinos – dice son labradores y panaderos por los muchos
hornos que tiene el barrio, cuyo interior se reparte en
siete calles de buena traza con una que la
atraviesa a todas que sirve de crucero y la principal de San Lázaro
.
Ultimamente , el barrio , había sido abandonado a su suerte .Lo
ocupaban gentes muy modestas dedicadas en buen numero a
un menester humilde como ellas misma ,pero en el que se
daban una maña singular. Vivía o malvivía – de enristrar ajos
.Lo sabía hacer con una perfección y destreza poco común . Si el
tallo del ajo se deja secar es muy dificil manipularlo. O se rompe
o se quiebra. Las gentes de San Lázaro le echaban el agua
justa para hacerlos manejables , con los que allí se
conseguía ristras de ajos perfectas .Por esto a San
Lázaro se le llama barrio de los ajos También de los
cebolleros.
Fueron famosa las rivalidades entre los de
San Lázaro y sus más proximos vecinos , los de Real de
Cartuja, por otro bonito nombre los gargajosos. Las juventud de
uno y otro barrio andaba a pedradas limpia por las
calles y esquinas ,Francisco Izquierdo, en su inefable libro
guerrillas civiles de Granada , refiere con
gracia y sabroso detalle aquellas sonadísimas contiendas.
El final del barrio de San Lázaro es tan reciente
que casi resulta inútil recordarlo .En los últimos años 40.
con la desaparición de la plaza de toros – señala Julio
Juste- y la formación del territorio que hoy conocemos
como Avenida de la Constitución , las amenazas sobre el
destino del barrio se hicieron más y más patentes
.Ha durado hasta hace poco .Se dejó morir
olvidándose su historia de siglos y su interés
arquitectónico, que lo tenía , por ser simbólicamente representativo
de un momento y una etapa cultural de la evolución de la
ciudad , como escribió Fernando i Fernádez Gutiérrez. Lo
verdaderamente culto hubiera sido , no sacrificar
lastimosamente este pintoresco escenario urbano , sino
readaptar y mejorar sus viviendas , con los cambios internos que
cada uno exigiera. Se optó por lo primero
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