La fotografía nos trae esta vez simpático y nostálgico recuerdo de las populares Tablas de la Carnes ,que quedaron en desuso a partir de 1970 en que se inauguro el Mercado de San Agustín.
La nave de carniceros que aquí venos junto con las cercanas dedicadas a la venta de pescado – dos nueva
dos naves divididas por la calle Marqués de Gerona – , situadas en la inmediata plaza de la pescadería , formaba en un enclave granadino de la mayor animación colorido y continuo movimiento .Por eso tenemos la seguridad de que la fotografía , en su elemental desnudez acumulará mil imágenes lejanas recuperadas de la vieja memoria de infinidad de lectores.
Los primeros puestos que se ven en el cliché eran los dedicados a la guifa , los despojos del matadero .A continuación estaban los tablajeros , nombre que entonces se daba a los comúnmente .La construción , cubierta de armadura metálica hecha en los talleres de la Fundición Castaños en el Puente Verde , al lado de los Viveros Municipales y de esta ción de los Franceses, donde estaba el llamado popularmente Mataderillo, para el sacrificio de aves, chotos y conejos .El Juzgado de Abastos y la Romanilla o Loja del Pescado , completaban este céntrico lugar de la ciudad, en el que bullía a borbotones la vida cotidiana de los granadinos Érá característico el tenderete con su toldo, que se instalaba hacia el callejón de los Franceses , para vender carnes de toro los días siguientes a la celebración de corridas .Y todo un espectáculo , la diligencia de los que llevaban entre la gente y con rara habilidad , las cajas de pescado sobre el hombro , desde la Loja a las naves de Pescadería .Era de ver aquellos cargadores circulando al grito de Ojo que mancho ! mientras con la mano libre cogía de la caja que llevaban el pescado que rebosaba , lo que se llamaba el colmo, que entraba dentro de lo convenido en el trabajo .Allí mismo frente a la puerta de la Romanilla, el bar, Los Malagueños , con fama de servir Las mejorestapas de pescado de Granada .No era extraño , teniendo el surtido más variado a la puerta .Era mercados en loes que todo el mundo se conocía , vendedores y clientes .Y las madejas de las conversaciones envolvía al traseúnnte en raudadales de auténtica gracia .Mercados llenos de vbda, de voces de color .Un continuo trajín de amas de casa , curiosos , mayorista; un alegre estallodo de animacción en las sabrosas pujas y subastas. Este pintoresco mudillo granadino ,Para siempre desaparecido parecía aún lleno de los viejos ecos de los antiguos y vocingleros zocos de la Granada de varios siglo anteriores al nuestro , hoy, en el que –Como dijo Emilio Jiménez Díaz ,-, todo y todas acuden a los grandes establecimientos a hacer sus compras, en coche propio, y nadie se conoce , ni ganas que tienen , la estampa de las populares Tablas de las Carnes en de otra Granada distinta , a pasar de que está ahí, ayer mismo como quien dice.
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