Pues os cuento lo que me contaba a mi, mis agüelas. Ellas eran, las dos, muy buenas mujeres, lo mismo que mis agüelos, pues la verdad, yo tengo muy buenos recuerdos de ellas.
Yo, la verdad que me gustaba escucharlas, que me contarán cosas. Como yo era muy obediente, la verdad que siempre estaba con ellas y a mi me contaban muchas historias y yo era feliz .
Bien dicen que los ágüelos eran aparceros, eso quiere decir que antes se araba con los mulos o los burros, o las vacas, pues la verdad que para hacer el arado hace falta tener un par de animales para la yunta y ellos la verdad que solo tenían un animal cada uno.
Pues cuenta que cuando mi ágüelo Toñico Perdigón iba a por la bestía a casa de mi agüelo Manuel Diegoliche, mi padre era un niño pequeño y quería irse con el agüelo Toñico y dicen que mi padre siempre se quedaba llorando y decía: "me voy con Toño" y mi padre siempre quedaba llorando y decía que quería mucho al aguelo Toñico.
Pues con el tiempo fue su yerno. ¿Quien lo hubiera dicho?, despues de los años, porque aun no había nacido mi madre.
Pues como decía, la agüela decía la verdad, casamiento y mortaja del cielo baja
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