Paisanos y seguidores

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19 de febrero de 2014

Gustavo Doré,



Entre  los grandes  artistas  románticos  del siglo XIX que se acercan a Granada  y se convierte – con sus grabados  pinturas  y dibujos,- en cronista de un tiempo  y un espacio  irrepetibles en trance de desaparición, destaca Gustavo Doré, el  genial ilustrado , el supremo decorado  de la Sagrada  Biblia, de  La Divina  Comedia, del Gargantúa y  del Quijote, entre  otras obras  inmortales,. Cuando Doré viene a Granada , en los años  sesenta , con el barón Charles  Davillier – tipo extraordinario – lo califica  Néstor Luján-; nieto  de un gobernador  del Banco de Francia ,Par del Reino, inmensamente  rico que dedicó toda la vida  a  viajar y a colecionar obras de arte-, el prodigioso artista  de Estraburgo está  rotundamente  consagrada  en París  y Londres .Pero  su lápiz  magistral alcanzará  rasgo de auténtico genio  con las  admirables  ilustraciones  que hará para  el célebre libro  Viaje  por España , de sus nobles  compañeros  de aventuras  .Y  entre todas , las láminas  granadinas , captando un mundo  impalpable que, gracias  a ellas  se salvó de la veladura del olvido .Porque  Doré  tuvo  el honor  de ser  el último  artista  del gusto romántico  testigo de una Granada  de calma  antigua y silencios armoniosos  que desaparecía para siempre .Doré llegó  oportunamente  para  escuchar un tiempo que se  desvanecía  en suspenso, casi  irreal, de poderoso hechizo.
El genio  indiscutible  del dibujo, uno  de los artista  mimados por el público venía  a España  buscando elementos  nuevos para su  arte ,como  antes  los había buscado en pintoresca andanzas por Escocia  y el País  de Gales .En Granada , la inspiración  de Doré  se dejó llevar  por su fuerza natural- tenía  una capacidad  creadora  infinita   y una  voluntad para el Gales .En  Granada , la inspiración  de Doré  se dejó llevar por  su fuerza  natural- tenía  una capacidad, creadora  infinita  y una voluntad-, y logró  dibujos de  una impresiones  belleza y calidad.La Alhambra , el Albayzín , el Sacromonte , diversos  escenarios  urbanos  de la ciudad , fueron  idealizados  y engrandecidos  por  su buril. Pero  a doré  no se olvidó  de las gentes , de los trajinantes  , de los gitanos , de los  mendigos  , que pululaban por doquier. A estas  gentes  desventuradas , el artista  las exagera en sus dibujos  y grabados , las deforma , las caricaturiza, llegando  a recrear su indiscutible  talento- decía  Torraba y Bernardo de Quirós – pintando  una familia  de gitanos  que,  al cobijo de unas chumberas , lanza  contra el forastero  una mesnada de  chiquillos..
En el deslumbramiento hacia  el Sur que atrae ahora  turistas por  millones ,Gustavo Doré – como  los grandes  artistas  que le precedieron :Roberts, Vivian  Lewis, ect.- fue  también  un maravillo0so turista. Un viajero que no necesitó de cámaras ni objetivos  fotográficos  para captar  el aire de infinita melancolía  de una ciudad  en la que  empezaba a ignorarse la voz  antigua de la  historia .Pero  aún  bastaba con subiese en una silla – como  decía  Fernández Almagro- para ver un paisaje.

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