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29 de enero de 2014

condenada prisa en Granada





La condenada prisa se llevó por delante para siempre el encanto de los amables espaciosos Paseos de la ciudad. Alguien dijo que el viejo placer peripatético ha sido sustituido por la angustiosa de lo imprevisto y de la velocidad .
Antes, durante casi un siglo, los granadinos bajaban a diestra de sus Paseos a ambas márgenes del Genil casi todas las tardes el año que el buen tiempo lo permitía simplemente para encontrarse, para caminar descansadamente , no diciendo nada o conversando en los días soleados del invierno y al anochecer de los veranos , la burguersía en particular practicaba la costumbre de darse cita en en el Salón o en la Bomba, punto frecuentado por todos con una asiduidad que hoy extrañaría .
El venir a estos lugares poco menos que a diario, formaba parte de la rutina habitual de cientos acomodada. Se acudía a estos Paseos para reunirse con las amistades , para ver y ser vistos, para mirar y ser mirados
Una especie de foso social separaría el Salón y la Bomba del paseo de enfrente , el de Violón, concurrido por la gente trabajadora , sin duda más a sus anchas lejos de la compostura almidonada de otras sociedad. Por ello no sin gracia y desgarro, el mismo pueblo llamaría al Violón en aquella época el Paseo de la Chancletas , Broma aparte , la verdad es que la estratificación social de la ciudad se dejaba sentir también en este tipo de preferencias.
Pero vamos con la imagen que, en definitiva, dicta el comentario. La bella fotografía aquí elegida nos brinda la entrada al Paseo del Salón, cuando lucía en este lugar la fuente que hoy vemos en la Plaza de Bibarrambla, la llamaba de los Gigantones Gallego Burín, en su Guía , anota que la fuente es del siglo XVI y estuvo instalada primeramente en el convento de San Agustín.
Desmontada de allí ser demolido el edificio religioso con motivo de la exclaustración, la fuente inició su peregrinación, urbana que , en siglo y medio , la tuvo inicialmente al comienzo del Paso del Salón dejando este sitio al monumento a la Reina Isabel la Católica y Colón(instalado en 1892) para ser llevada al Paseo de la Bomba y, por fin, en 1940, trasladada a donde se encuentra ahora .La imagen está, pues tomada en los años 80 del pasado siglo, cuando los Paseos del Salón y la Bomba, empezaban a poblarse de hermosos y elegantes palacetes rodeados de risueños jardines .
Un provinciano y digno remedo de las entonces flamantes Castellana madrileña. Empresarios, médicos, abogados y algunas familias de la nobleza y de la alta burguesía, figuraron entre los primeros propietarios de la zona. Hoy, estos viejos amables y serenos escenarios han sido asesinados por el automóvil, como diría Foxá.

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