Paisanos y seguidores

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31 de enero de 2014

Cafe Imperial de Granada




Dos viejas entrañables imágenes de la Granada de los 40 y 50, recientes todavía los dolorosos estragos de la guerra, que impresionaron la vida cotidiana de atroces secuelas de carestías, privaciones y dificultades de todas clases.Sin duda dos interesantes fotografías , que nos van a permitir el juego melancólico de las nostalgia anedóticas esta pequeñas anécdotas – dice fernando Vizcaíno Casas-, que no alcanzaban a comprenderla.
Si el Paseo de los Triste , entonces cubierto de jardines , fue el favorito de los granadinos durante largo tiempo a partir del siglo XVII, si durante el XIX y primer tercio del actual, los gusto de la gente derivaron hacia los amenos y placenteros parajes junto a las riberas del río Genil, en los tiempo de la postguerra civil, el paseo principal de la ciudad empezaba a la altura de la antigua casa de Correos – en la actual plaza de Isabel la Católica –, continuaba por la acera izquierda de Reyes Católicos y llegaba hasta la Virgen por la Acera del Casino. Este itinerario, que la gente joven recorría infinidad de veces en ambas direcciones tenía sus horas bien diferenciadas, de modo especial los domingos , aquello domingos que empezaba a esperarse, ilusionadamente desde los viernes .En los festivos , el paseo , que durante la mañana era escasamente transitado, lo normal era levantarse tarde, comenzaba animarse tarde –, comenzaba a las salidas de las misas – la más concurrida , la de Catedral-, que coincidía con las hora del aperitivo, Al caer la tarde , era cuando la juventud cumplía alegremente con el ritual del paseo, hasta la hora del cine. La costumbre se inserta con naturalidad en los usos sociales de la ciudad .Era un rutinario pretexto para verse , saludarse, o encontrarse. Miradas de reojo entre quienes ya se gustaban. Y sonrisas disimuladas a veces porque los papás iban a corta distancia de las niñas , en discreta misión de vigilancia .Los muchachos hacían un esfuerzo- el reto de la semana fumaban Rubio, Tres Carabelas –y presumía con el paquete de Philip Morris a cinco pesetas la cajetilla .Americanas blancas en verano, trajes prícipe de Gales en invierno (no daba para más la industria del tejido) y, en ellas con zapatos tanque y rebeca ,sobre los hombros , las primeras medias de plexiglás (por lo general traídas de Tetuán en algún viaje de Educación y Descanso).
A la izquerda de la primera fotografía se observa la popularísima terraza del café Delhi ( antiguo Imperial) junto al Casino, Este café llenó todo un capítulo de la vida social de Granada hace cuarenta años .Igual que un local de espectáculos al aire libre que estaba allí cerca el cine Palermo, en lo que ahora es pasaje de la Moras. En las noches de verano no sólo daba programa de cine ,sino sólo incluso breves temporadas de teatro, preferentemente zarzuelas ,género al que entonces había tanta afición.
El tiempo, y sensibles transformaciones arquitectónicas, hicieron desaparecer para siempre este amable paisaje, tan gustosamente provinciano. También acabó con aquella costumbres del paseo, que hacía que toda la vida de la ciudad se vinculara a este trayecto entre Correos y la Basílica de la Patrona. Quizá fuera – como decía González Ruano de estos paseos de ciudades pequeñas- el aglutinante vivo de las poblaciones un poco muertas.

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