Pues eran traviesillos. Bien pues entonces no habia tantas tortas ni tantos dulces y el niño que era mayor siempre protegía a la hermana cuando pasaban el semáforo le decía: “se tiene que pasar en verde” . El chico era muy formal pues este era muy bueno, pero traviesillo y su madre le decía ¿hoy que has hecho en el cole? y el decía nada.
pero al final todo se lo contaba a su madre, pues este quería ser bueno, pero a veces no podía.
Pues como los papas los llevaban a misa los domingos y su madre le decía tienes que confesar, pues este estaba a todas horas confesando y el párroco ya lo conocía y siempre decía lo mismos pecados, que le pego a mi hermana, que le pego a mi hermana y entonces el párroco le dice: “mira cuando tengas ganas de pelearte con tu hermana, te metes en tu cuarto y empiezas a darle porretazos al colchón, hasta que llore.
Y así lo hizo y un día le pregunta a su madre: “¿ mami cuando llora el colchon?, porque llevo un rato dando puñetazos y aun no llora.
Así que era bueno y muy formal y ya jamás se enfado con su hermana y colorín colorado el cuento se ha acabado
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