La
verdad que el que cuece y amasa de to le pasa y eso fue lo que me paso a
mi, pues la verdad era que antes, hace mucho tiempo solo tenía un
niño y nos fuimos de la tierra donde naci con el, porque mi esposo
trabajaba en los teléfonos, poniendo cables y postes por los campos
pues
la verdad que yo jamás havia vivido fuera de mi tierra, y pues nosotros
parecíamos los de circo o mejor dicho como los caracoles con la casa acuesta yo
me acordaba de mi pueblo y de su agua, cuantas veces la he echado de menos
y
su pan y su agua era lo que más hasta que ya aprendí a comprar las garrafas,
bien pues nosotros la verdad que estábamos agusto, porque
gracias a Dios teníamos que comer , pues la verdad que se compartía el piso con
otras compañeras a un que avecés la gente no se fiaban de
nosotros porque a la mejor llegaba
una brigada de gente con sus familia y cada una llevaba sus cosas pues en los
pueblos pequeños decía ya están aquí los titiriteros, y la verdad que nadie
quería pues yo una de las veces que nos trasladaron estábamos en
Fuengirola y la verdad cada ver que te cambiabas te sobraban cosas, pues
yo tenía una mercedora chiquitilla de mi niño que era donde yo lo
sentaba y era tan bonita que después de ha berla usado
más de un año, dice una señora
se
la compro
y
yo toda una buena marchanta dije
se
la vendo
recuerdo
que la vendí más cara que la compre y me dieron 5 duros que eran 25
pesetas así que después yo tan feliz porque tenía una cosa menos
que llevar en el viaje
éramos
felices
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