Paisanos y seguidores

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13 de abril de 2013

el capricho de un anticuario

 
A fines  del pasado  siglo, los miembros  de una naciente  clase   social granadina , la de los propitarios  súbidamente enrequicidos  con los bienes  de sus fabricas  azucareras ; aquellas  burgesía, antes ociosa, que  empezaba a  sentirse atraída por los negocios , había  descubierto París.  
 
El París resplandecientes  de la era de general optimismo que se llamó  la bella epoque. El de los grandes   modisto, como worth o como  poiret; el del  Moulin de Galett, pintado por Renoir y nuestros Santiago Rusiñol y Ramón Casas; el París  de la  legendaría Bella  Otero,que  se  acababa de batir en duelo  a espada con otra bellisima, cocotte, la famosa  Lina  Cavalieri; y , por encima de   todo , el París  que determinó los usos  y costumbres  ,las tendencias  artisticas  y la  moda  mundo entero , el prototipo de gran capital, con espaciosas  avenidas amplia  calles y dehogadas plazas, 
 
Un  nuevo París  nacido al ditado de la voluntad de un  alcalde de  imperio eliminar  buena parte  de la ciudad  vieja , con sus callejuelas  retorcidas y sus rincones  imprevistos  a fin de  privar a los  alborotadores  de posibles  escondites  en motienes y algaradas. El radiante  y luminoso urbanismo del París de la  segunda mitad del siglo XIX, había  correspondido más  de la urbe.  Pero el resultado fue aquel París , que  seconvirtió en espejo de la  aparentes  felicidad del mundo.
La nueva  burgesía  granadina  surgida  con el auge de las  industrias  del azúcar, también peregrinó a París .  Ellas, buscaban buscando los cabarets, donde  decían que el amor  era fácil. El nombre de la capital Francesa fue dado en Granada  a comercios  de alto prestigio, sobre  todo en modas  y joyerías . Pero hay más . De París  se calcó exactamente  éste  edificio , que todavía   y ojalá que por  mucho tiempo   ennoblece y señorea una esquina  de la Gran Vía con Reyes  Católicos . La  magnifica finca , ocupada y bien cuidada el Banco Central, es una  fiel reprodución de otra  que se  levanta  en el Bulevar de los Italianos , Parisiense. Angel Isac, estudioso del urbanismo de Granada  en aquel  tiempo,  avanza  el curioso episodio en uno de sus trabajos . 
 
La historia merece la pena , En un viaje a París , un  importante anticuario granadino, Enrique Linares García, se quedó prendado de un edificio que había  sido distinguido con el premio de Arquitectura del Ayuntamiento de la capital   Francesa. El edificio es éste  que tienen ustedes  delante  en cliché de sus primero años  Linares , de  regreso a Granada , había  encargado al arquitecto  Angel Casas  que le  construyera aquí, en  esta esquina de la Gran Vía, una  casa igual que aquella . No puede negarse  el buen gusto del anticuario. Tampoco dudar de la  maestría  del autor de los moldes  de los adornos  del suntuoso edificio, un artista  carpintero ebanista  y escultor, llamado Torres  Rada, que  tenía su taller en  el Callejón del Tinte. La vieja  fotografía  nos permite  disfrutar del holpe de vista  de la  noble fachada , recién construida, cuando la casa  empezaba a ser  llamada , La Paz Chica, en Granada  aún no había  automóviles  y las farolas  tenían una pomposidad italianesca.

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