Contaba la aguela que un peceño se confeso con el cura de que se fue enredando y habia roto el papel donde reconocia tener una deuda de cuatrocientos reales.
El cura le decia que para perdonarlo tendria que devolver las cien pesetas.
Pero el peceño le dijo que para que lo perdonara Dios, solo era necesario pagar las dos perras gordas que era lo que valia la hoja de papel que habia roto.
2 comentarios:
Hola Maria soy tu vecina carina,y queria decirirte q me gusta mucho todo lo que escribes,hace un ratito hable con mi mamá que esta en argentina y le pase tu blogger de"Maria reina de los Mares" y me dijo que lo va a buscar,te mando muchos besos y saluditos...
Gracias Carina, un beso pa ti y pa tu mama
Publicar un comentario