Besos de obsequio
La alegoría del carruaje
Un día, suena el teléfono. La llamada es para mí. Apenas atiendo, una voz muy familiar me dice:
-Hola, soy yo. Sal a la calle. Hay un obsequio para ti.
Entusiasmado, me dirijo a la acera y me encuentro con el regalo.
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