Os cuento como he dicho antes en Lapeza solo trabajabamos en el campo, pues yo estaba ya grande y mis padres, que toda la vida trabajando pues cogiamos unas hazas a medias. La sebrabamos de remolacha, pues yo me acuerdo que las hazas era de Paco el de Barrios, era muy buena persona, pues el ponia la finca y nosotros el trabajas, pues yo me acuerdo que habia mas de tres fanegas de tierra sembrada de remolacha, pues tenia trabajo con gana, pues la simiente venia en sacos, pues habia que sembraltos, se cojga una morcaje y se hacia un hoyo, se echaba un buen puñado, despues con el pie se tapaba y asi casi todo el día.
Pues cuando nacia era como las espinacas, tenias que escardarlas y dejar solo dos o tres ramitas, pues como era tan grande, no veias que habias trabajado, pues se decía:” ¿tu quieres venir conmigo a tornar peon?”.
Pues era que tu ivas a ayudarle y despues el te ayudaba a ti.
Pues parecia que te cundia mas, pues yo me acuerdo que conmigo venia la Encarnita de la Cuarterona que era mi amiga, despues habia que regarlas y entresacarlas. Era hermoso verlas crecer pues era trabajosa, pues cuando por noviembre se decía: ya esta para recogerla, pues otra vez a coger la cosecha, pues se cogia una hoz para escular la remolacha y se hacian pilas. Despues venian con las bestias y los serones y las llevaba a las eras de la Cara. Todo el dia llevando serones de remolacha, con cuidado que no se volcara la carga, pues para que pudiera dar mas viajes le ayudaban a cargar los mulos y despues pues alli las pesaban y te decia los quilos.
Bueno lo mas bonito de esto, como las hazas no era nuestras, teniamos que partir los dineros que valia la remolacha, pues nosotros como eramos muchos niños y con ganas de comer, casi ya lo teniamos cobrado en pan de la tahona. Pero eramos felices, en casa nadie se ponia malo, solo pensabamos en comer, eramos felices. Pues yo como dice el refran vino un chico al pueblo que no era labrador, este es para mi, el me dijo diecinueve y yo dije veinte y el veintiuno, asi que desde entonces ya no he ido a la remolacha.
Bueno lo mas bonito de esto, como las hazas no era nuestras, teniamos que partir los dineros que valia la remolacha, pues nosotros como eramos muchos niños y con ganas de comer, casi ya lo teniamos cobrado en pan de la tahona. Pero eramos felices, en casa nadie se ponia malo, solo pensabamos en comer, eramos felices. Pues yo como dice el refran vino un chico al pueblo que no era labrador, este es para mi, el me dijo diecinueve y yo dije veinte y el veintiuno, asi que desde entonces ya no he ido a la remolacha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario